Copa Davis Chile


Gracias Daniel Corujo !! Muy claro en lo que se escribió y describió de esa serie tan lamentable que terminó a los sillazos. La info recorrió el mundo y realmente fue una tristeza enorme vivirla como parte del equipo nacional.

HISTORIAS DE LA COPA DAVIS
Como venimos haciendo toda la semana, te vamos presentando notas que tienen que ver con nuestra rica y controvertida historia con La Ensaladera. En esta ocasión, una de las notas que tuve el placer de escribir para el libro de Eduardo Puppo y Roberto Andersen...
Argentina vs. Chile 2000
LA DAVIS DE LOS SILLAZOS
Por Daniel Corujo*

El clima en Santiago de Chile dejaba en evidencia que la serie de Copa Davis entre argentinos y chilenos era, del otro lado de la cordillera, una "cuestión nacional". Pocos días antes hubo una goleada en fútbol de Argentina sobre Chile y esta serie, con entradas muy baratas, se empezó a vender como “La Revancha”. En las radios era "el" tema de la semana. Los programas de televisión tenían mesas de "opinólogos" sobre el partido. A toda hora y en cualquier tipo de emisiones, porque no sólo era tema de debate en las tiras deportiva. A la tarde, en el "horario de la mujer", también se hablaba de la Davis en Santiago.
Primeros días de abril de 2000. La temperatura primaveral acompañaba al equipo argentino desde el sábado previo. Pero la tranquilidad y la confianza del hotel Sheraton se vio perturbada por un imprevisto: el padre de Franco Davin tuvo que ser internado de urgencia en Miami por una grave afección coronaria y el capitán, empujado por sus jugadores, dejó la capital chilena y viajó hacia los Estados Unidos. Al frente quedó Alejandro Gattiker. El "Colorado" ya había tenido una experiencia a principios de los ‘90 y después volvería a la silla, oficialmente, un par de años más tarde.
Las entradas para la serie que se iba a jugar en el "remodelado" Parque O’Higgins, bajo techo y en cancha rápida, se habían agotado rápidamente. Inclusive los agentes de viajes argentinos fueron antes a retirar los tickets por la alta demanda que había entre los locales. Estaba todo preparado para una serie caliente. Aunque nadie imaginaba tanto... Hernán Gumy, Mariano Zabaleta, Sebastián Prieto y Mariano Hood, más los "sparrings" Guillermo Coria y Juan Pablo Guzmán, se fortalecieron y se unieron como nunca ante la adversidad que significó tener a la gran mayoría del público en contra y valoraron cada aliento de esos dos mil compatriotas que "coparon" la tribuna baja, detrás del banco argentino. La carta chilena era el "Chino" Marcelo Ríos, quien no hacía mucho, con la arrogancia que siempre lo caracterizó, había declarado en una Copa Davis en Buenos Aires que él era el verdadero y único número uno de Sudamérica (después vendría el querible brasileño Gustavo Kuerten), chicaneando así el reinado no reconocido por una computadora de Guillermo Vilas en 1977. En tanto, la "psicológica" era Gumy contra un veinteañero Nicolás Massú. El argentino lo tenía “de hijo”: el head to head era 6-0 para el "Titán" por aquellos días.
El estadio había sido reacondicionado de apuro para este match. Y se notaba. Porque las terminaciones no eran buenas. Había algunos pasillos internos inhabilitados, sin la iluminación correspondiente e inclusive había escombros, los que horas más tarde terminarían en medio de la cancha... Chile tomó ese partido como una cuestión de vida o muerte y eso quedó bien claro cuando, en el peloteo del primer partido, espontáneamente 10.000 chilenos comenzaron a cantar "a capella" su himno. Era un claro síntoma de que ellos querían ganar como sea. Luego del triunfo del Ríos sobre Gumy (“cuando la gente se puso pesada le pedí a Marcelo que pare al público y agarró el micrófono y les habló. No se desbandó todo antes porque el 'Chino' iba ganando el partido”, recordó Hernán), Zabaleta tenía ventaja -tras más de tres horas de partido- sobre Massú cuando el match no pudo seguir por los incidentes. Obviamente los problemas no llegaron precisamente tras ese punto, sino que en el primer encuentro ya hubo algún que otro monedazo contra los tenistas argentinos.
Cuando Massú perdió el tercer set y la derrota parecía no tener vuelta atrás, los proyectiles empezaron a interrumpir el encuentro con mayor asiduidad. Un prendedor metálico, que cayó cerca de la línea de saque, fue tomado del piso por Zabaleta para mostrarlo a las autoridades, pero un ball boy se lo arrebató y se lo guardó entre sus manos. Zabaleta se lo reclamó, el chico, con todo el susto dibujado en la cara y siguiendo las indicaciones de un juez de silla, se hizo el desentendido y tiró el objeto detrás de uno de los marcadores laterales. Mariano lo tomó del buzo para recriminarlo y ese fue el momento en el que explotó la peor parte. La gente comenzó a arrojar las sillas verdes, pilas, vidrios, monedas, piedras, palos... El lugar más seguro era, paradójicamente, el medio de la cancha, el más lejano de las tribunas. El juez de silla, el brasilero Roberto Almeida, no mostró personalidad. Fue tibio en sus decisiones y cada punto que le quitó a Massú enardecía más a los locales. Tampoco el árbitro general, el dominicano Tony Hernández, pudo con la situación. Se vio totalmente desbordado.
Zabaleta huyó del estadio escapando de los sillazos. Gumy se había ido un minuto antes al vestuario. También corrían y saltaban para escapar Coria (con la camiseta de River Plate) y Guzmán (con la de Boca Juniors). Los allegados y el cuerpo técnico se vieron escapando entre los golpes y los sillazos. Después llegó la noticia de la agresión del padre de Zabaleta, Carlos. “Mariano, cuando vio al padre, quiso salir del vestuario y pelearse con el que sea, estaba, como era lógico, indignado, pero los carabineros no dejaron salir a nadie del vestuario. Estábamos encerrados allí. Había gritos afuera y adentro, nervios y preocupación por la salida del estadio”, contó Antonio Kokalj, kinesiólogo del plantel.
No hubo caso. Patricio Cornejo, capitán y gloria del tenis chileno, intentó tomar el micrófono para detener a los enfurecidos hinchas chilenos. Después fue Ríos el que intentó hacer algo. Pero estaban descontrolados. Podría haber sido una tragedia mayor, sin dudas. “Cuando entramos al vestuario vimos al papá de Mariano ensangrentado, enseguida con Maquirriain le hicimos las primeras curaciones. Mientras trabajábamos en los puntos de sutura, el equipo con el capitán se hicieron aparte y empezaron a esbozar la decisión que llegaría más tarde”, contó Kokalj. La retirada del conjunto argentino, ya de noche, fue rodeado por carabineros que escoltaron a los argentinos hasta el hotel Sheraton. Un rato después, en las mismas condiciones, se fueron los periodistas argentinos. Entonces comenzaron las reuniones.
“La primera voz que se escuchó en la habitación de Gattiker fue precisamente la del 'Colo'. El fue el primero en decir que teníamos que irnos. Enseguida 'Zabala' avaló la idea. Más allá que Mariano estaba muy nervioso por lo que le había pasado al viejo. Los doblistas mucho no opinaron y yo, que no tenía la idea de irnos muy formada en un comienzo, terminé de darme cuenta que esa decisión era la correcta”, explicó Gumy, tiempo después a este periodista, en una charla de café. Los cuatro jugadores y el capitán fueron los únicos participantes de esa primera reunión que no duró más de 15 minutos. No se registraron opiniones encontradas. Enseguida los jugadores llamaron a Morea y a Rosenbaum, de la AAT, para darles a conocer la decisión de no seguir jugando. “Obtuvimos el respaldo de los dirigentes. Faltaban aún dos días de juego. Nos poníamos 1 a 1, pero más allá de la posibilidad de jugar a puertas cerradas no sentíamos garantías de nada. Lo que le había pasado al padre de Mariano le podría haber pasado a cualquiera de nuestros familiares. Yo tenía a mi papá y a mi mamá en la tribuna”, dijo Hernán a la distancia.
Desde Buenos Aires, en tanto, Guillermo Vilas, con toda su experiencia, le dijo a Zabaleta a través de un noticiero de televisión abierta que el partido continuaría, más allá de los incidentes. Determinación que finalmente tomó el árbitro de la serie. Algo que no fue aceptado por los argentinos, que al otro día regresaron a Buenos Aires. Precisamente, la Federación Internacional de Tenis, en una de las tantas conversaciones que mantuvo con las autoridades en Santiago (desde Australia), indicaron, ya cercana la medianoche chilena, que el match debía continuar al día siguiente pero a estadio cerrado, sin público. Pero el gran error de la dirigencia argentina fue haber dejado al presidente de la Federación Chilena de Tenis (José Ramón de Camino) con el permeable e indeciso Hernández. Increíble. Martín Rosenbaum, responsable de Copa Davis, debió haberse quedado "pegado" a ellos. Pero el dirigente de la AAT se justificó diciendo que le dijeron que "se vaya tranquilo", que le iban a avisar de la determinación en el hotel. Un hotel, a esa altura de la jornada, atestado de periodistas. Los chilenos del lado de afuera, y los argentinos, que nos alojamos allí, de adentro. “Lo cierto es que el árbitro general no tenía ni experiencia ni la autoridad necesaria para proseguir con la serie. Eso pesó a la hora de tomar la determinación de dejar la ciudad”, recordó Gumy.
Con esa postura de uno y otro lado, el sábado, mientras Hernández oficializaba la derrota argentina por no presentación en el Parque O’Higgins, Rosenbaum y Enrique Morea disputaban un entretenido partido de tenis en una de las canchas del hotel, mientras que los jugadores, en el mismo momento, partían hacia el Aeropuerto Internacional de Santiago con custodia, claro. Bien temprano se habían marchado Prieto y parte del cuerpo técnico. El licenciado Kokalj contó: “En el preembarque, a eso de las seis de la mañana, se nos acercó una pareja de chilenos para pedirnos disculpas y que no todos eran así…".
En un vuelo que sólo compartió con los jugadores un medio argentino ("Tenis Sports ") y cuatro chilenos, se realizaron, a diez mil metros de altura, diferentes notas con los jugadores argentinos ya que, en la turbulenta noche anterior, apenas podían ingresar al hotel donde estaban los visitantes quienes se alojaban allí. Y los periodistas argentinos, que estuvimos trabajando hasta las primeras horas de la madrugada de una jornada interminable, podíamos estar en el hotel por el simple hecho de que estábamos alojados.
Días después, directivos de la AAT viajaron a la sede de la Federación Internacional en Londres llevando videos y material fotográfico. Igualmente, la Argentina perdió el partido. La defensa no sirvió. Y hasta estuvo a punto de descender a la Tercera División de la Copa Davis (retuvo la categoría derrotando a Colombia en Bogotá). Chile no pudo jugar el Repechaje al Grupo Mundial y no fue local por dos años. Fueron las leves sanciones del mayor escándalo de la Copa Davis.

* Presente en la serie disputada en Santiago, Chile, como enviado de “Tenis Sports”.

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